Cada vez que alguien nos pregunta qué es el lean manufacturing, contestamos que es una manera diferente de observar la actividad de su empresa y que requiere de una filosofía de gestión distinta. Por lo tanto, su implantación supone un acto de fe y necesita la adopción de los siguientes 3 principios, para su progreso:
1.) Respeto por las personas. Pasadas, presentes y futuras tanto dentro de la organización como fuera de la misma.
2.) Participación, espíritu crítico y actitud preventiva.
3.) Solución de problemas compartidos, trabajando en equipo.
La identificación de problemas compartidos pasa por adoptar como indicadores fundamentales de la actividad de la organización, los niveles alcanzados por las ineficiencias de la misma. El lean manufacturing las persigue implacablemente para reducirlas, y como consecuencia de ello incrementar la proporción de recursos y tiempo dedicados a la adición de valor.
La filosofía Lean, plantea la necesidad de evidenciar, con datos, que los problemas fundamentales de la organización lo son para todos. Entiende esto como una muestra de respeto hacia sus integrantes, a los que llama a recabar datos, analizarlos y posteriormente priorizar aquellas pérdidas que, en base a dichos datos, están suponiendo los mayores impactos para la organización. Está llamada la hace de forma colectiva, como equipo, consciente de que el espíritu crítico sobre la situación y el proceso, permitirán, junto con la actitud preventiva, no solo eliminar el problema, sino también evitar que vuelva a suceder.
El lean manufacturing logra aumentos de rentabilidad en momentos de estancamiento de la actividad económica o de lento crecimiento. Es por ello que, en el escenario actual, las empresas que gestionen en base a estos principios saldrán reforzadas.